19/5/11

Presentación de La Pastilla Rosa

Este miércoles 25, a las 21:00 horas, en la Sala Triángulo, Rafael R. Valcárcel presentará a La Pastilla Rosa, revelando los detalles que envuelven a este libro de cuentos editado en formato periódico.
Si estás por Madrid… sería fantástico que asistieras.
Entrada libre.
Para ver cómo llegar,
haz clic aquí.



PDF La Pastilla Rosa ::: Comentarios ::: Comprar un ejemplar
Origen de La Pastilla Rosa

25/11/10

Vida extra de La Pastilla Rosa

En las últimas dos semanas, he estado siguiendo la vida de La Pastilla Rosa dentro del Metro.
La imprenta, para facilitar el trasporte de los periódicos, ata cada centena con dos cintas cruzadas. El operario coge cada fardo de esas cintas, dañando algunos ejemplares de arriba y de abajo. No se pueden vender, ni regalar. ¿Al contenedor de reciclaje? No. Reciclar es utilizar algo hasta su última posibilidad.
En las estaciones del metro, entrada la tarde, uno se suele encontrar con periódicos releídos sobre los bancos, y no falta la persona que les sigue sacando provecho.
Decidí dejar los ejemplares dañados de La Pastilla Rosa sobre los bancos y observar...
Unos encontraban propietario al minuto. Otros pasaban por diversas manos y ojos dubitativos antes de ingresar a un vagón, rumbo a quién sabe dónde.
Edité un vídeo de menos de un minuto para graficar un poco lo ocurrido, y lo que sigue ocurriendo, porque se ha convertido en un pasatiempo que realizo cada vez que me desplazo en metro.










PDF La Pastilla Rosa ::: Comentarios ::: Comprar un ejemplar
Origen de La Pastilla Rosa

4/11/10

Un ejemplar de La Pastilla Rosa

Estando en la boca del metro de Gran Vía, le entregué un ejemplar de La Pastilla Rosa a un chico que, al terminar de bajar las escaleras, lo dejó sobre el pasamanos… y el viento hizo que finalmente cayese al suelo. Me dolió. Doblemente. Verlo tirado y saber que ningún titular había sido leído. No pude evitar ir corriendo a su rescate y darle otra oportunidad para cumplir su cometido, antes de terminar olvidado en una papelera o una estantería. Así que lo sacudí y se lo entregué a la siguiente persona que me estiró la mano.
Después me di cuenta de que no hacía falta rescatarlos. De vez en cuando alguien dejaba un ejemplar a su suerte y otro viajero, en dirección contraria, lo cogía para que lo acompañase durante un café o quizá más. Sin embargo, en cuanto a lo que ocurrió en las profundidades del metro, sólo podría especular —la próxima semana descenderé para observar.
Repartir ejemplares, al igual que los periódicos gratuitos, con el objetivo de reforzar al máximo la idea de que los relatos de La Pastilla Rosa son noticias, ha sido una experiencia compleja, que agradezco.
Gente que me conoce de vista le ha comentado a otra gente con la que me relaciono cosas como: “Qué bueno que Rafael vaya a actuar en el Teatro Real”, “¿Desde cuándo Rafael trabaja como repartidor de periódicos?”, “Me alegra que lo hayan contratado como director”, “¿De qué fuente sacan las noticias?”, “¿Es un periódico quincenal?”, “Vaya crisis; repartidor y director”, etcétera. Me entusiasma. Pero no tanto como ver a un lector mientras respira en la realidad de una o varias noticias. Aunque la mayor satisfacción la siento cuando me entero de que alguien ha leído La Pastilla Rosa como libro de relatos después de haberlo hecho como periódico, llegándome a decir que disfrutaron aún más en la segunda lectura. Y junto a todo ello, no me deja de afectar la imagen de ese ejemplar en el suelo. Unas veces me duele. Normalmente sonrío. Sonrío al recordar la otra mano que lo cogió.

Rafael R. Valcárcel






PDF La Pastilla Rosa ::: Comentarios ::: Comprar un ejemplar
Origen de La Pastilla Rosa

21/10/10

Técnica mixta para plasmar un cuento

No todos los relatos se escriben usando un único recurso, como puede ser un bolígrafo, un punzón o una selección de fragmentos de epitafios. El que voy contando en las bocas del Metro de Madrid lo he escrito empleando una técnica mixta: el teclado del ordenador durante la fase previa a la edición y, el fin de semana pasado, un sello. Curiosamente, en lugar del sonido cadencioso de los impactos contra el papel, escuchaba los pensamientos de los personajes que leían las noticias camino al trabajo.
Tiempo antes, la empresa (donde me desempeño como asistente administrativo de media jornada) había aprobado mi solicitud de vacaciones. Cuatro días para poder acercarme, a lo largo de cada una de estas mañanas, a quienes transformaron en palabras el tac, tac, tac, tac…




PDF La Pastilla Rosa ::: Comentarios ::: Comprar un ejemplar
Origen de La Pastilla Rosa


12/10/10

Voceando noticias y Metro de Madrid

Hoy he voceado las noticias de La Pastilla Rosa por última vez. Ha sido una experiencia interesante que ya satisfizo mis expectativas relacionadas a esa acción. Por ejemplo, el martes de la semana pasada, en la Cuidad Universitaria, una estudiante me comentó que, dos días antes, me había escuchado vocear la notica “La Iglesia católica ha sido abolida en Bolivia” por el barrio de Lavapiés, y siguió creyendo eso hasta el momento en el que conversamos. No contrastar la veracidad de la información que oímos o leemos en nuestro informativo habitual es algo común en nosotros. ¿Qué hacer cuando todos los medios se ponen de acuerdo para vendernos algo como la necesidad de comprar la vacuna contra un supuesto virus? En todo caso, las historias de La Pastilla Rosa no buscan tergiversar la realidad, sino, ampliarla y matizarla, entre otras pretensiones.

En los próximos días me instalaré en algunas bocas del metro de Madrid para repartir ejemplares como lo hacen los periódicos gratuitos —cuatro mil de los ejemplares impresos están destinados a ello—. Quienes lean La Pastilla Rosa en el trayecto a su trabajo viajarán dentro de la realidad del relato o relatos que elijan leer. Quizá, para algunos, la ausencia de la frontera entre ambas realidades les dure hasta regresar a casa o quién sabe…

En el vídeo que viene a continuación hay una breve muestra de los primeros sitios donde voceé las noticias, buscando que los transeúntes vivieran en el plano de realidad de La Pastilla Rosa, durante unos minutos o semanas. Los dos primeros días, con el fin de documentar el proceso, estuve acompañado por una persona que me grababa, pero eso le restaba un poco de credibilidad a la acción. El tercer día fui solo y registré algunas imágenes con mi cámara de vídeo. El cuarto, únicamente tomé un par de fotos. A partir del quinto día, nada de rarezas. ¿Quién va a su trabajo con una cámara para retratar a sus clientes? Eso sí, desde el primer día, mantuve una gran seriedad ante cualquier mirada dudosa que buscaba una sonrisa que le dijese “no es verdad”. Incluso, cuando una persona me preguntaba directamente sobre una noticia o sobre el origen del periódico, yo respondía dentro de la realidad que se había creado, como un personaje más.







PDF La Pastilla Rosa ::: Comentarios ::: Comprar un ejemplar
Origen de La Pastilla Rosa


7/10/10

La Pastilla Rosa en Onda Madrid




PDF La Pastilla Rosa ::: Comentarios ::: Comprar un ejemplar
Origen de La Pastilla Rosa

La Pastilla Rosa en Radio Nacional de España




PDF La Pastilla Rosa ::: Comentarios ::: Comprar un ejemplar


Origen de La Pastilla Rosa

Origen de La Pastilla Rosa

En mi anterior obra, Otras Palabras, busqué diluir el límite que se le adjudica a la ficción en un libro (leer el Relato número 28). Con La Pastilla Rosa, quise explorar desde la perspectiva opuesta: diluir el límite que el lector le adjudica a su propia realidad. Cuando uno lee un libro de narrativa se traslada a un mundo que reconoce como ficticio (poco o mucho, pero ficticio), distante en tiempo, espacio o por sus leyes naturales o humanas. Sin embargo, cuando uno lee un periódico, por más que la subjetividad rebose de las páginas, el suceso se asume como verídico. El pensar sobre lo que se está leyendo deja de ser un filosofar sobre supuestos y salta a un reflexionar sobre hechos concretos que afectan nuestro entorno, colectivo o individual.

Mi intención es que el lector inicie una relación con las historias de La Pastilla Rosa en este plano de realidad y que las emociones que en él despierten lo conviertan en un personaje de ficción de carne y hueso, durante unos minutos, horas, días o semanas; hasta que contraste la información o llegue a la sección literaria del periódico donde se desvela que lo que se tiene en las manos es un libro de relatos. También es probable que, desde un primer momento, haya quien dude sobre la fiabilidad de las noticias, pero el dudar es suficiente para que las historias respiren durante un rato.

Leer La Pastilla Rosa, ya sabiendo que es un libro de relatos en formato periódico, te hace apreciar las historias con un sabor distinto, no menos rico, quizá más complejo.
Te invito a observar a un amigo —o compañero de trabajo— mientras lee el periódico que tú dejaste a su alcance sin que te viera. Los cambios de sus expresiones faciales al adentrarse en La Pastilla Rosa pueden ser más que interesantes. Su vivencia es una de las páginas invisibles del libro.

Yo, por mi parte, he comenzado a vocear las noticias por las calles de Madrid (como se hacía antiguamente) para que los transeúntes sumen a su realidad las noticias de La Pastilla Rosa durante unos segundos, minutos o días. Esta mañana estuve frente al Congreso de Diputados, el domingo pasaré por el estadio Vicente Calderón,...


Iré colgando vídeos y compartiendo algunos detalles del proceso de creación del periódico y también de su trajinar.


Rafael R. Valcárcel

.

Comentarios sobre La Pastilla Rosa

Al inicio o al final de tu comentario, por favor, indica tu nombre y la ciudad donde vives. Muchas gracias.